Los tulipanes son naranja. Mi color preferido (y el azul). Está frente a la puerta (que yo abro) como si fuera un día normal. (¿En el día normal de quién se recibe un ramo enorme de tulipanes anaranjados?) en el de él. El mío es especial, está teñido de un color, tiene el aspecto de una flor, huele así de sutilmente, tiene el rostro de él tras de la puerta. La vida es tan maravillosa que, con las pantuflas y los rulos tan enmarañados como vos los viste, te golpea la puerta, te da un ramo de tulipanes, toma un mate y se va. La cocina no es más la misma, los rulos no son más tan rígidos, la puerta es un poco más anaranjada. Yo soy una mujer afortunada. Fin.
Hay hilos que nos tejen. A cada uno, y a la malla de seres que conformamos. De esos cruces se va urdiendo este blog. Gracias por visitar.