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Mostrando las entradas con la etiqueta memoria

La memoria I

Cerámica - Liliana Italiano Mandrágora Almacén de Arte y Oficio Llevabas un vestido violeta, dijo. El día que te vi por primera vez. La memoria es un laberinto al que hay que concederle los señuelos. Juega con nosotros, se aprovecha de nuestra desnudez. Si la memoria lo dice, uno le cree. Como si no hubiera más caminos. Aunque mienta, como lo hace tantas veces. No tiene el dolo del engaño, más bien, es una especie de inmanencia. La cosa se actualiza en uno, incluso en el pasado. La memoria de nosotros mismos siendo lo que somos antes de que llegáramos a serlo. Yo me dejo llevar por la memoria, aunque no recuerde. Llevaba vestidos por la época, sí, igual que ahora; y él me vio por primera vez. El violeta es suyo. Yo lo vi por primera vez 10 años después de que nos hubiéramos visto la primera vez, y no sé lo que llevaba. Recuerdo lo que traía. Recuerdo que uno venía con la urdimbre y el otro con los patrones del diseño. La memoria tira de los hilos y vuelve a tejer la trama. No h

El tiempo I

Cerámica liliana italiano  http://lilianaitaliano.blogspot.com.ar/ - Esa mujer. - ¿Cuál? - La de saco rojo... El año anterior habíamos pasado las fiestas en un hostal perdido entre el mar y la montaña, al sur. Necesitábamos una luna de miel, según ella. El año se empieza frente al mar, según yo. Seguramente los verdaderos motivos eran los que poníamos al abrigo incluso de nosotros mismos. El hostal estaba prácticamente vacío. Un recepcionista que, además, hacía de mozo a las horas indicadas. Un pintor con acento extraño y una mujer de rasgos locales pero con ropa de acento extraño. Siempre el mismo saco rojo. Siempre una mirada que, de tan presente, parecía calar en el silencio. A veces estaba tras el mostrador de la recepción. Mirando. Muda como piedra. Una mañana la vimos en la playa. Era temprano y la bruma aún no se levantaba. Desde la ventana la escena era un poco fantasmal. Y fantástica. Estaba sentada en una silla mirando hacia el mar. El pintor tenía los p