ITO JAKUCHU - shuto-gunjakuzu https://www.wikiart.org/es/ito-jakuchu |
- Yo no tengo la fuerza de ese árbol.
Dijo ella, sentada sobre la pirca que dividía el río. A la orilla norte del río la contorneada una línea de plátanos con raíces que salían de la tierra en un diseño enmarañado. La hilera de árboles no se extendía más que un par de cuadras. El resto de la orilla era bajo, rocoso, con algunos arbustos esparcidos que hacían de telón de fondo al amarillo de lo lirios en el agua.
Estaba completándose el día y la luz era oblicua. Esa luz de primavera tardía o de otoño temprano no llegaba a reflejarse sobre el agua. Habían quedado solos tras una intensa siesta de palabras cortantes derramadas con el vino y la fruta. Se habían dicho algo después de mucho tiempo. Él retomó el diálogo de hacía unas horas.
- Estoy extrañado, de verdad. Creí que entre nosotros...
Se detuvo para observar el cielo.
- Mirá esos patos. Vuelan de dos en dos, parece que supieran el trayecto de antemano, pero improvisan, ¿sabés? Es un juego perfecto de resonancias mutuas.
- Mirá esos patos. Vuelan de dos en dos, parece que supieran el trayecto de antemano, pero improvisan, ¿sabés? Es un juego perfecto de resonancias mutuas.
Las nubes se movían con la velocidad de un viento que no se palpaba más abajo.
- Vos sabías que yo era capaz, ¿no?
- No. Y no por la decisión. Por el silencio anterior.
Ella sintió que sus palabras la herían. Un pájaro permanecía parado dentro del agua. Cada movimiento era su modo particular de seguir quieto, sólo la cabeza, de vez en cuando, asentía o giraba según le dictaba el paisaje sonoro.
- Están en flor los duraznos de la casa y mirarlos es mi modo de cumplir con la primavera, dijo él.
- ¿Qué esperabas, vos, que hiciera?
- ¿No creés que ahora es tarde?
- Tuve miedo. Y ahora me siento terriblemente sola.
Él tomó una piedra y la arrojó para que salte sobre el agua una y otra vez antes de hundirse. Ella se reclinó sobre la pirca y contempló por un momento el reflejo de los árboles sobre el agua.
- ¿Viste que no hay peces?
- Tuve miedo, David. Tengo miedo.
Él volvió a lanzar al río, esta vez, un puñado de guijarros. Se rompió la paz del agua y los círculos concéntricos fueron apagándose muy lentamente. Él no rompió el silencio.
- Se está poniendo muy oscuro. ¿Vos conocés bien el camino? no hay luna.
- Es el camino hasta mi casa… y ¿Vos me conocés?
- ¿Qué me preguntás?
- Conozco este paisaje. Conozco cómo anuncia el cambio de estación. Sé de sus ruidos. Me sorprende; incluso, a veces, me resulta impredecible pero nunca hay traición en eso. No podría decir que te conozco a vos del mismo modo.
- Lo hice por mí.
Las garzas rompieron el silencio de un profundo desencanto.
Katsushika Hokusai - Cranes from quick lessons in simplified drawing
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- Ya llegaron las garzas. ¿Oís?, preguntó Ana interrumpiendo el decurso de los pensamientos que bullían bajo la sombra del día.
- Las garzas están vivas
- Son tan feas. ¿Por qué decís “las garzas están vivas”?
- Porque ellas saben que están vivas y que éste es su momento. Lo están gritando, escuchá. El año próximo otra vez estarán… así es como se reanuda el curso de las cosas.
Volvió a sentir que la lastimaba.
- Hay cosas que no se pueden pensar de a dos, murmuró Ana.
La recorrió un escalofrío por lo desolador de las palabras que acababa de pronunciar.
La recorrió un escalofrío por lo desolador de las palabras que acababa de pronunciar.
ITO JAKUCHU- baika-kougetuzu https://www.wikiart.org/es/ito-jakuchu |
La tomó de la mano y la guió a ciegas por el sendero de salida. La noche bostezaba detrás de las figuras jóvenes. Alguna idea de la compañía se había traicionado y se abrían, para ambos, escenarios plenos de melancolía. El río estaba como debía estar, todo sumido en los gritos del sueño.
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