Tree, Tree, de Terry Frost, 1989 |
La riqueza de Hilary Barrett para el 46
Original post in English: https://www.onlineclarity.co.uk/answers/2012/12/12/hexagram-46-pushing-upward-step-3-some-hexagrams-of-context/
Hexagrama 46, Empujar hacia arriba
(este es la entrada 3 sobre el 46: algunos hexagramas de contexto)
A los hexagramas que se relacionan de manera natural con el hexagrama que los proyecta, más allá de las líneas que muten, los llamo “hexagramas de contexto”. Arman una familia ampliada de contrastes y de fuentes, (Esas maneras simples que tenemos los seres humanos de comprender algo: ver aquello que no es y narrar sus historias; cosa que funciona igual de bien con los hexagramas).
El hexagrama 46 no es el hexagrama 45
Aunque si lo damos vuelta y lo abordamos por el otro lado, sí que lo es después de todo…
Es decir, estos dos son un par invertido. Son dos perspectivas de un mismo patrón en las líneas. El hexagrama 45 tiene sus dos líneas firmes en lo alto, en el trigrama superior, una Reunión de significado, recurso y dedicación que se concentran todas en un único momento decisivo. El rey está en el templo, se puede ver a las grandes personas, se hacen grandes sacrificios y hay una dirección a seguir…
…Y, naturalmente, esto tiende a darse vuelta. Con las líneas firmes en el interior y con una sensación de formar parte de algo importante eso se convierte en un deseo por ir hacia algún lugar importante a ofrecer algo. La Secuencia (Xugua) dice:
“A congregar e ir más alto se lo llama empujar hacia arriba. Por eso sigue el signo empujar hacia arriba”.
A esto se lo llama empujar hacia arriba. O sea que la secuencia continúa a partir de, simplemente, nombrar lo que ya está en la esencia de la Reunión. Da la sensación de que la Reunión contiene ya esa aspiración en su seno (‘es provechoso tener una dirección'), y que el 46 le da expresión a esa aspiración. Es la historia que vemos que empieza a revelarse cuando todo un grupo de personas que tienen un fin en común comienza a moverse; o cuando uno alinea su ser (todas sus ‘personitas’) en pos de un único propósito; y luego, claro, uno se halla en movimiento. El investigar y el definir generan su propio impulso.
Cuando uno recibe el hexagrama 46, mira el hexagrama 45, no solo para que nos dé una percepción más amplia de cuál es la historia a partir de la Secuencia, sino también para encontrar esa perspectiva de ‘esto no es eso’ a partir de su par contrario.
La Zagua (hexagramas contrarios o de contraste) nos indica cuál es el contrario dentro de cada par de hexagramas:
‘Reunir significa congregar; Empujar hacia arriba significa que no hay vuelta atrás’.
Eso nos da una idea sencilla acerca de la dinámica de la cosa. Uno podría representar al hexagrama de la Reunión con un montón de líneas en espirales que van hacia adentro, y a El Empuje hacia arriba como una sola flecha ancha que apunta hacia arriba. Cuando uno recibe el hexagrama 46, no hace falta impulsar una gran reunión para llevar todo a un único depósito. Se puede viajar un paso por vez.
A veces, eso se siente como un alivio: no tengo que dar un solo paso ni saltar la montaña de un solo brinco. Pero también puede resultar desconcertante, porque está hablando de un compromiso real. Uno puede imaginar cómo sería si uno decide que va a subir la montaña para hacer su ofrenda, y luego le parece que es demasiado trabajo y da vuelta atrás (no sería exactamente una cosa concluida)
Por eso, muchas personas cuando reciben el 46 dicen: “¿Qué? ¿Todo eso?” (o “¿Qué? ¿Y no hay helicópteros para ir?”) y se dan cuenta de que no tienen ganas de empezar. Sobre todo, cuando el hexagrama 46 sin mutaciones nos invita a hacernos preguntas sobre ese ascenso: ¿Esto es algo con lo que puedo asumir un compromiso incondicional? ¿Qué es lo que estoy empujando hacia arriba y hacia arriba a dónde? Y, ese lugar en el que quiero estar ¿es tan importante como para que me largue a escalar la montaña? ¿En qué pared se apoya esta escalera en cualquier caso?
Esto nos lleva al corazón escondido del 46, su hexagrama nuclear: el 54, La muchacha que se casa. (El hexagrama nuclear se obtiene ‘desentrañando’ las líneas internas de un hexagrama: las 2,3,4 y 5; y armando otro hexagrama: las 2, 3 y 4 con las 3, 4 y 5). Empujar hacia arriba contiene ese impulso hacia alguna relación o conexión, un deseo de participar en algo mayor. La experiencia fundamental de esa participación en algo mayor podría ser la de encontrarte con que te has vuelto parte de algo demasiado grande para ti; que eres relativamente mucho más pequeña de lo que estás acostumbrada, además de que tu voluntad e intenciones no cuentan para nada. De modo que, aparentemente una paradoja, en el corazón de todo el propósito y el impulso del 46 se encuentra la muchacha que se da cuenta de que ‘iniciar empresas para poner orden trae desventura, y que tener alguna dirección no tiene ningún provecho’. Por ejemplo, consigues el trabajo de tus sueños, pero te resulta tremendamente estresante y es demasiado duro para tu autoestima.
(Los otros hexagramas que tienen como nuclear el 54 son el 11, el 18 y el 26. Lo que tienen en común es esa vivencia interior de aparecer desde tus profundidades —de ningún modo algo malo—).
(Y, hablando de ir de a un paso por vez y salir completamente de las profundidades, creo que hay otra entrada que vale la pena escribir sobre los hexagramas de contexto antes de empezar con las líneas —posapocalípticamente—)
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