Ilustración de Viviana Bilotti http://vivianabilotti.blogspot.com.ar/ |
Cuando él llamó, “el dinosaurio todavía estaba allí”. Se habían conocido, en una ciudad, en la adolescencia. Se habían reencontrado, en otra ciudad, en la juventud. Acabaron resignándose a los encuentros a lo largo de la juventud tardía, la madurez temprana y la edad adulta. Tenían algo que aprenderse y así se vivieron mutuamente. Un amor que no cabe en el terreno alambrado de la cultura. Algunas veces intentaron encajar en las formas acostumbradas, hicieron esfuerzos por comprender. Alguno de los dos, de manera intermitente, incluso se animó a llamarlo con un nombre. Lo que se tenían no estaba oculto en la profundidad de una montaña ni expuesto a la luz del cielo. No era mundano ni tampoco divino. Era. Los excedía y los incluía, pero era mayor que la suma de ambos. Después de varios años, y como solía ocurrir entre ellos, de la nada, llamó. Dijo que había encontrado un dibujo que había hecho en alguna época, y que le pertenecía. Era muy viejo. No podía explicar por qué, pero era de ella. Cuando finalmente ella pasó a buscarlo, meses más tarde, no entendió, supo. El dibujo no hablaba de ellos, hablaba de lo que ellos hablaban, de lo que ellos empujaban en la vida del otro. Como esa huella del tigre que se ha borrado pero uno sabe que estuvo, y la sigue a tientas.
Ito Jakuchu - Tiger https://www.wikiart.org/es/ito-jakuchu |
Cuando ella lo encontró, “el dinosaurio todavía estaba allí”. El tiempo siempre es impreciso, decía el flaco Spinetta.
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