Study for inner improvement - 1977- Helena Almeida |
La riqueza de Hilary Barrett para el 48
Original post in English: https://www.onlineclarity.co.uk/reading/hexagrams/48-the-well/48, el Pozo
El nombre de este hexagrama es de una gran simpleza: el Pozo. Se dice habitualmente que el antiguo ideograma —que parece un tablero de ta‑te‑ti— es el dibujo de una distribución de tierras donde el pozo se halla al centro. Pero también es idéntico a la forma que tenían las monturas para sostener los lados del pozo en la antigua China (se han encontrado ejemplos que datan del 1 300 a. C.
Esta sencilla imagen tiene cantidad de sentidos en la consulta, tantos como los que tiene un pozo en la vida real en términos prácticos y simbólicos. A medida que aumentaban las poblaciones, los pozos se volvían absolutamente fundamentales para la vida. Pero, además de eso, eran centro de la vida social, de modo que construirlo y mantenerlo consistía en una tarea social y comunitaria. Es decir que, el estado del pozo, debía ser un buen indicador de la salud de las relaciones dentro del grupo.
Sin embargo, como tantas veces, la interpretación literal más básica es la que genera los sentidos simbólicos de mayor alcance. Un pozo es una manera de alcanzar el agua. La vida común transcurre en los campos, el pozo revestido conecta esa actividad de todos los días con una dimensión diferente, que da vida.
La conexión, el modo de alcanzarla parece que es fundamental. Puede representar relaciones de amistad, sociales y causas comunes, pero también puede hablar de una destreza personal para aprovechar las reservas de fuerza. También podría estar hablando de una verdad subterránea, latente (por eso, no es poco frecuente que Yi use este hexagrama para representarse a sí mismo).
‘El pozo. Se traslada la ciudad capital, pero no se traslada el pozo.
No pierde, no gana,
Van, vienen: manando, manando.
Casi se la alcanza, pero si la cuerda del pozo no alcanza del todo
Romper tu cántaro,
Desgracia’.
Cuando los gobernantes chinos trasladaban sus ciudades capitales, podían llevar consigo toda la parafernalia de la vida cotidiana (excepto el pozo). Esta conexión no es algo de lo que nos podamos apropiar, hay que volver a hacerlo cada vez desde el principio en cada lugar nuevo. Pero, además, no va a ganar ni a perder, porque nuestras políticas no pueden afectar su esencia. (Aunque la conexión con la fuente no solo puede, sino que, de hecho, provoca el cambio político —y si no, ¡miren el 49!)
Ese contraste de ‘van, vienen’ representa el movimiento de la gente, pero, además, el paso del tiempo (del mismo modo que ‘comprar-vender’ quiere decir ‘comerciar’). Lo que subraya el fuerte contraste de ‘manando, manando’ es la esencia inmutable del Pozo —como si su eje se cavara perpendicular al tiempo para traer a la superficie y a nuestra vida cotidiana sentidos que provienen del mundo invisible —que franquea lo infranqueable. (El corazón oculto del Pozo es el hexagrama 38, la Oposición)
Esto no es algo que vaya a pasar per se. Siempre hay agua en el pozo, pero no todos la alcanzan —y si no llegas a la fuente o no tienes los medios para contenerla, no va a poder ayudarte nunca.
De modo que, cuando recibimos el hexagrama 48, lo que nos trae como signo es que hay un trabajo real que realizar. Sus causas se encuentran en el aislamiento acuciante del hexagrama 47, Confinada. La persona Confinada se siente como un árbol rodeado por cuatro paredes, incapaz de confiar en las palabras que la conectan con los demás o de encontrarle un sentido al mundo. Por eso, se sumerge en sus propios recursos —y Yi le hace un guiño como indicando que allí, en el corazón de esa experiencia, va a encontrar una ‘confluencia mutuamente provechosa’—.
Tanto el Confinamiento como el Pozo describen esa experiencia singular por la que la opresión de afuera se dirige hacia el interior y se conecta con la fuente, solo que desde perspectivas diferentes. El cuadrado de las paredes que rodean el árbol se transforma en la montura del pozo, y lo que uno encuentra en la ‘hondura’ se transforma. Lo que se encuentra en su núcleo es independiente de los cambios a escala humana y no hace falta ‘encontrarle el sentido’.
Me recuerda a esos mitos en los que el héroe tiene que descender hasta las profundidades más oscuras para devolvernos el don de la vida. Los trigramas cuentan la misma historia: en el Confinamiento, la esencia drena hacia el interior —desde lago de afuera hacia el río de adentro—. Con el Pozo, se la vuelve a poner en circulación, la madera interna abre el camino del agua. Ahora bien, el héroe del Yijing, el que nos devuelve el agua, es la sociedad en su conjunto trabajando sin cesar y de la forma más prosaica para mantener, entre todos, el pozo en buenas condiciones. Lo mejor que puede hacer una persona es ser parte de esta labor.
‘Sobre la madera está la corriente de agua. El Pozo.
El junzi colabora con la gente común y las anima a ayudarse mutuamente’.
La corriente de agua indica un trabajo duro frente a un desafío, la madera interior da la idea de que, ante esto, la respuesta es maleable e inteligente. Aunque también es una imagen literal de qué tan inmerso se encuentra el junzi en su labor al punto de que, al mirar hacia abajo, al agua, sigue pudiendo ver la montura de madera del pozo.
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