HEXAGRAMA 51 (TEXTO DE HILARY BARRETT)

Continuer a crescere tranne che in quel punto,  Giuseppe Penone, 2003

Original post in English: https://www.onlineclarity.co.uk/answers/2019/05/26/hexagram-51-shock/

Hexagrama 51, La conmoción 

Rayos y terremotos 

El nombre del hexagrama 51, zhen 震, significa, impacto, temblor y abarca tanto al trueno como al terremoto (hoy hay un término específico para terremoto que se compone con las palabras ‘tierra’ y ‘zhen’). El antiguo ideograma tenía dos elementos, lluvia y chen, el nombre de la quinta rama terrenal en el calendario chino (que también quería decir arado, algo que rompe y abre la tierra). 

El trueno, en la China antigua, no se refería únicamente al sonido inofensivo que provoca la tormenta eléctrica, sino a la acción tangible del relámpago y el rayo, que eran instrumentos del cielo 

El trueno significa que hay que estar aleta porque las leyes del cielo se han puesto en movimiento. En el Liji, El clásico de los ritos, se dice que si hay truenos, vientos fuertes o lluvia intensa, incluso durante la noche el caballero ‘debe cambiar’ su actitud y forma de expresarse. ‘Debe levantarse, vestirse, ponerse el sombrero y ocupar su lugar’. 

Por otro lado, en el equinoccio de la primavera, cuando el trueno está a punto de decir lo suyo, se les advierte a las personas que sean prudentes en sus acciones para prevenir calamidades. Incluso menciona que doblarían las campanas 3 días antes del trueno para que estuvieran avisadas de antemano. También es el momento de corregir pesos y medidas. 

Así que si pensamos al hexagrama 51 como “El trueno” tendremos que usar un poco menos la razón y un poco más el asombro. También podemos pensar en terremotos, claro. 

Un estrépito emocional 

Dice el dictamen, 

‘La conmoción crea el éxito.

Llega la conmoción, pavor y terror.

Risas, alaridos y gritos.

La conmoción se expande a cien millas.

La persona no suelta el cazo sagrado y la libación’. 

Esto siempre me trajo a la mente escenas vívidas de multitudes, gritos histéricos de pánico, personas corriendo en círculos como gallinas sin cabeza. El espacio está saturado de ruidos cargados de emociones, no hay mucho lugar para razonar. 

En octubre de 2008, el año de la crisis financiera, hice a Yi una pregunta abierta: ‘¿Qué necesitamos entender sobre el dinero?, dinos lo que necesitamos saber sobre él, una sola cosa’. La respuesta fue el hexagrama 51 sin líneas. Me dio una imagen nueva y clara como el agua para ese estrépito emocional: las escenas habituales de entonces de pánico y confusión en la bolsa de valores 

El hexagrama 51 es una conmoción al sistema, una llamada de advertencia. Por lo general (como en el año 2008) se trata de ese tipo de conmoción que nos hace aprender que lo que siempre creímos que era verdadero, no lo es. Las edificaciones mentales se hacen añicos, la tierra cede a nuestros pies. 

El 51 es exactamente lo opuesto al 57, la sutil penetración, el hexagrama del viento y las raíces. Allí el cambio se produce sutil, gradualmente; uno lo conoce desde el interior. Aquí no es nada de eso, el cambio nos sorprende como si apareciera de la nada. 

En muchas consultas, habla directamente de alguna conmoción particular y reciente cuyos efectos todavía sentimos. También suele hablar de ese tipo de situaciones de agitación emocional (pavor y terror, alaridos y gritos) y que parece que va a tomar las riendas de la situación. En mi diario encontré dos consultas de los últimos años en donde el 51 describía el miedo de ‘quedar afuera’, como si hubiera un plazo: ‘¡O lo compras ahora o ya no podrás!’. Soy bastante susceptible a esas cosas. Quizá una buena síntesis para el 51 en esos casos es ¡el tiro ya salió! 

Como hexagrama en relación (o derivado) 

Como hexagrama en relación, es probable que el 51 sea menos directo. En este caso, según las consultas, muestra la manera en la que el hexagrama principal nos causa impacto, nos perturba. Describe una inseguridad de fondo, como, por ejemplo, el temor de desatar el enojo de otra persona. La tierra no parece muy firme bajo los pies. Cuando sale el 51 como hexagrama relacionado, me doy cuenta (gracias al historial de consultas en mi diario) que el torbellino de emociones no es mi preocupación central en la situación, la conmoción es más pasado o futuro que presente, y puede que no sea demasiado consciente de esto. (Hay una consulta que describe la conmoción debido al rechazo de una persona de un pequeño grupo de amigos en la que describo con absoluta solemnidad cómo afectó y enojó eso a las otras personas y, por su puesto, a mí no. Sí, claro) 

La respuesta acertada 

No soltar el cazo 

Por supuesto que el hexagrama 51 no evoca solamente escenas de pánico, también hay una ‘persona que no suelta el cazo ni la libación’. La esencia del hexagrama par, el 52, ya está aquí en forma de semilla: quedarse quieto, mantener la detención y sostener con firmeza las cosas importantes. 

Aunque el hexagrama 51 es específicamente lo que no es el hexagrama 52. 

El Zagua lo resume de la siguiente manera: 

‘La conmoción lo inicia, La detención lo frena.’ 

La detención es un momento para resistir la conmoción, mantenerse firmes, no aceptar que a uno lo muevan… y la conmoción, no. (Cuando hay líneas que cambian, uno puede ver cómo esa energía fluye hacia el hexagrama en relación y lo pone en movimiento). 

Sostener el cazo, no es algo que uno hace a pesar de la tormenta o el terremoto (No se trata de aguantar la tormenta, sino, más bien, de empezar a entrar en relación con ella). El trueno es la voz del cielo, la conmoción es, en sí misma, sagrada. No soltar el cazo significa no renunciar a nuestra conexión con el poder sagrado que se expresa en la tormenta. Esa conexión (la forma humana de responder a las energías espirituales del mundo) es la que se renueva y adquiere nueva vida. 

No te vuelvas a dormir 

Cuando recibimos el hexagrama 51, vamos a intentar no ser una más de las gallinas sin cabeza, pero eso no quiere decir que debemos ignorar el estrépito emocional, resistirnos al desvío y seguir como si nada. El pavor que evoca La conmoción suele ser totalmente justificado y podemos hacer un buen uso de él; como hace el noble de la imagen: 

‘Tormenta eléctrica. La conmoción.

El noble, en pavor y temblor, pone las cosas en orden y no cesa la vigilia’. 

Ahora es el momento de estar despiertos. ’No te vuelvas a dormir’ dice Rumi. Así es como mantenemos sujeto el cazo, y no suprimiendo la conmoción. 

El hexagrama 51 está compuesto por el trigrama zhen duplicado, y el trigrama le da el nombre. (O es probable que así sea). De modo que se trata de truenos repetidos, una sucesión de conmociones. (Se pueden leer varias historias en este artículo —en inglés— de Charles E Hammond que muestran cómo la persistencia del trueno en algún lugar indica la intención del cielo de abordar alguna cuestión allí). 

Si pensamos los trigramas como imágenes de los mundos interno y externo, podemos ver la sincronía. Está bien sentirnos sacudidos internamente por la conmoción de afuera. 

La sombra del 51 (precisamente la forma en la que no hay que abordarlo) es el hexagrama 14, La gran posesión. Sí, en tiempos de conmoción podemos sujetar lo sagrado, incluso estar seguros de que no se pierde nada vital, pero no es en esas posesiones en las que ahora hay que concentrarse. En la imagen del 14, el noble puede ‘ceder y descansar en el mandato del cielo’. Hay una sensación de que 'dios está en su cielo y todo marcha bien en el mundo’. La conmoción no es así. No es momento de relajarse. De hecho, el hexagrama nuclear del 51 es el 39, Cojear. Así que la conmoción es una expresión de la verdad fundamental de Cojear: la vida es difícil, el Mandato del cielo nos demanda cosas duras, y es probable que tengamos que dar una vuelta completa en nuestra vida y cambiarlo todo. ‘Despierta’, dice la conmoción, y pon en orden las cosas. 

Transformarse en la sacerdotisa 

La conmoción sigue al hexagrama 50, La vasija: 

Para encargarse de la vasija sagrada, nadie iguala al hijo mayor y, por eso, sigue La conmoción. La conmoción significa nuevos comienzos. 

Para citar mi propio libro (!): 

‘En la familia de los trigramas, el trueno es el primer hijo del cielo y la tierra a quien se le encomienda la vasija sagrada. Cuando se derriba lo viejo y se abraza lo nuevo, se para en el portal y abre las puertas al nuevo tiempo. Esto conlleva tanto la experiencia emocional de la conmoción como la percatación de que hay una conexión sagrada que permanece y se renueva con la turbulencia’. 

El comentario del Tuanzhuan del dictamen profundiza en el mismo tema: 

‘Aquel que se presenta para proteger el templo de los antepasados y el altar de los espíritus de la tierra y los granos le corresponde presidir los sacrificios’. 

(del Zhouyi de Richard Rutt )

Lo que evoca este segmento de la Secuencia de los hexagramas es parte de una historia más amplia. La dinastía Shang se había vuelto corrupta, no se realizaban las ofrendas, la relación con los espíritus estaba dañada. El pueblo de los Zhou derrocó al régimen (resonancias del hexagrama 49, El cambio radical) y lo reemplazó con un nuevo estado (resonancias del hexagrama 50, La vasija). 

El hexagrama 51 evoca la tremenda dimensión de la turbulencia de este cambio. Pero no se trata solamente de turbulencias, lo más importante es la continuación y el renacimiento de la relación entre el pueblo y los espíritus. Es más, no es únicamente una cuestión de remplazar un viejo régimen corrupto por uno nuevamente alineado. Wu, el nuevo rey Zhou, tenía procedencias ancestrales de ambas partes, de los Zhou y de los Shang. De alguna manera, también habla de una reparación. 

Ahora, en las consultas, este es una de las imágenes más directas y reconocibles de Yi. No es el momento final; la conexión con lo sagrado se renueva y la vida continúa. En medio del pánico ¿Cómo podemos sujetar el cazo lo mejor posible para que nada se derrame?