Fotografía de Carlos Martino |
La riqueza de Hilary Barrett para el 52
Hexagrama 52, Detener(se)
Al hexagrama 52 se lo llama gen, 艮, el mismo nombre del trigrama que se duplica para formarlo. La traducción del antiguo ideograma es ‘mirar para otro lado’ y muestra una figura humana de espaldas con un ojo enorme. En la actualidad, parece que también se lo traduce como ‘difícil, duro de masticar’, algo que (se) resiste.
Al trigrama gen se lo conoce como ‘montaña’ —en la forma se puede ver el por qué— y principalmente significa detener(se). El hexagrama está formado por dos montañas y, me parece a mí, es como su estuviera dividido en dos cajas independientes.
Al trigrama gen se lo conoce como ‘montaña’ —en la forma se puede ver el por qué— y principalmente significa detener(se). El hexagrama está formado por dos montañas y, me parece a mí, es como su estuviera dividido en dos cajas independientes.
El nombre y la estructura se fusionan en el espectro de sentidos que tiene y cuya actitud central es la de no responder, no entrar en relación ni reaccionar ante algo o alguien: que no nos muevan. A veces se parece a la obstinación y, otras, a la quietud de la meditación.
Detener(se) —no hay error—
Dice el dictamen:
‘Detener la espalda de uno,
No sujetar la persona de uno.
Retirarse a las habitaciones,
No ver a la gente de uno.
No hay error’.
Como suele ocurrir, muchas veces, cuando Yi nos dice que en algo ‘no hay error’ nos describe automáticamente algo que suponemos que debe ser un error. Obviamente, como somos personas sensibles en términos sociales, siempre deberíamos tener un grado de autoconciencia y siempre deberíamos estar conectados con el resto de las personas.
El antiguo ideograma de ‘sujetar’ tiene que ver con perros de caza, o sea que significa que no hay que intentar cazar o salir a capturar nuestra propia persona. Yo lo interpreto como que no hay que ser tan autoconscientes (no ir detrás y darle vueltas a cada idea). (¿A quién no le pasó, cuando trató de meditar, terminar pensando que estaba pensando en que estaba pensando?) No hace falta supervisar cada una de nuestras formas de actuar. Hay que detener la espada (está claro que la espalda se mantendrá quieta con naturalidad si uno deja de tratar de darse vuelta para mirarla).
Moverse en las habitaciones sin vernos ni encontrarnos con los nuestros. Los comentaristas antiguos, empezando por Wang Bi, vieron personas que daban la espalda y, por lo tanto, no tomaban a los demás en consideración y, así, podían estar libres de las ganas de encontrarse con ellos y sin sentir culpa. Uno no desea lo que no ve —y por lo tanto no hace falta imponerse restricciones a la fuerza que podrían causar daño—. No puedo evitar acordarme de lo sabio que es, para mí, no tener dulces en la casa, porque cuando hay, me llaman todo el tiempo. Ojos que no ven, corazón que no siente.
En el fabuloso libro de I Ching de RJ Lynn, me enteré de que para Wang Bi, el hexagrama comienza con ‘no sujetar a la otra persona’, para Cheng Yi es ‘no sujetar a la persona de uno’. En cualquier caso, la idea es que uno debe seguir dando la espalda para detener la respuesta emocional frente a las cosas, para evitar que se ponga en marcha el deseo’ (Kong Yingda).
A esto le agregaría que no solo se trata de detener el deseo, sino toda reacción desde lo emocional para evitar, además, que se ponga en marcha el enojo, la sorpresa, el miedo y (no menos importante) la ansiedad en términos sociales, esa necesidad de repensar cada cosa a la luz de cómo podría reaccionar el resto. Las habitaciones en cuestión aquí, en las que podemos no ver a la gente sin que haya peligro, pueden ser internas o externas.
Esto nos lleva de nuevo a la forma del hexagrama: la montaña de adentro y la de afuera que definen sus propios espacios. Los autores del Tuanzhuan, (Los comentarios del dictamen) también parecen haber tenido la sensación de que el hexagrama se dividía en dos: ‘Los Superiores y los Inferiores están en relación antagónica’, escribieron sobre las líneas, ‘y no tienen nada en común’ (Wilhelm/Baynes).
Está claro que se refieren a la falta de correspondencia entre las líneas de ambos trigramas (la 1 con la 4, la 2 con la 5 y la 3 con la 6). Las líneas yang tienen relación de correspondencia con las líneas yin, no hay relación de correspondencia entre dos líneas yang o dos yin. Por eso, con dos trigramas idénticos (montaña) no hay líneas en relación de correspondencia. Ahora, esto es igual de válido para todos los otros ocho hexagramas que se componen de trigramas duplicados, aunque solo se menciona en este.
La fuerza de Detener(se)
El hexagrama 52 sigue al hexagrama 51, La conmoción, y además es su par. Se trata de un par inverso, es decir que las líneas siguen un mismo patrón en ellos, solo que cambiamos el punto de vista; lo miramos primero de un lado y luego del otro:
De hecho uno ya puede notar la presencia del hexagrama 52 en el dictamen del 51:
‘La conmoción crea el éxito.
Llega la conmoción, pavor y terror.
Risas, alaridos y gritos.
La conmoción de expande a cien millas.
La persona no suelta el cazo sagrado y la libación’.
El oficiante que no suelta el cazo sagrado ni la libación en medio del pánico ya está Deteniéndo(se). (Hay otros hexagramas que son pares en donde uno ya contiene o deja entrever el otro, pero quizá este sea el ejemplo más claro de todos).
En la Secuencia se dice que
‘Las cosas no pueden seguir en movimiento perpetuamente y, por eso, hay que hacer que se detengan’.
En el hexagrama 51 todo entra en shock y anda ondulando y vienen remezones. Pone las cosas en movimiento, pero se trata del inicio de las cosas y no de su consumación. Para recuperarse de una gran conmoción hay que hacer un alto. Alguna vez leí que, cuando se aconseja a personas que se sienten apremiadas por alguna experiencia traumática que la enfrenten de manera directa, apenas ocurrida la experiencia, lo que se logra, en realidad, es obstaculizar su recuperación. No es un error que el 52 siga al 51: no dejar que las cosas (nos) entren está bien.
Un estado permanente de exaltación no nos lleva a ninguna parte ni permite que se consume ninguna cosa. Del mismo modo que un corazón en fibrilación no puede bombear bien. El movimiento se tiene que equilibrar con la quietud. Así como no podemos cambiar de rumbo sin detenernos primero a recuperar el equilibrio.
Todavía más sabiduría en el Tuanzhuan de Wilhelm/Baynes:
‘Cuando es tiempo de detenerse, detenerse.
Cuando es tiempo de avanzar, entonces avanzar:.
Así movimiento y quietud no yerran su tiempo correcto
Y su curso se torna lúcido y claro’.
Así que, parece ser, que el objetivo de detener(se) es encontrar un rumbo lúcido y claro. Muchas veces, en la Secuencia del Yijing, las revueltas y los cambios caóticos son el preludio de un equilibrio mucho mayor, de algo que va a durar. (Piensen en la secuencia 49/50 o 59/60).
En esta parte particular de la Secuencia es especialmente importante procesar los cambios y encontrar la estabilidad. El hexagrama 49 nos recuerda el derrocamiento de la antigua y centenaria dinastía Shang; el hexagrama 50, La vasija, funda la nueva dinastía. En el 51 y 52 se está procesando este cambio, del mismo modo que los trigramas duplicados del 57 y 58 están procesando la tragedia de Feng y Yi en los hexagramas 55 y 56.
Durante el radical cambio de los gobiernos Shang a los Zhou, había una continuidad, acuerdos matrimoniales entre ambas familias; esto significaba que los Zhou seguirían las ofrendas ancestrales de los Shang (no soltarían el cazo sagrado ni la libación). Es probable que tras un período intenso de llevar adelante su mandato (la orden celestial y las victorias predestinadas) sintieran la necesidad imperiosa de aferrarse a lo sagrado y detenerse.
La potencia contenida en Detener(se)
Dije que los dos trigramas del hexagrama 52 no se relacionaban entre sí. Sin embargo, la Imagen nos pinta otra cosa:
‘Montañas unidas. Detener(se).
El junzi reflexiona así, y no va más allá de su situación’.
No son solo dos montañas, son dos montañas unidas. La quietud interior se une a la quietud de afuera. Reflexionamos en silencio y no nos movemos de donde estamos. ‘Ir más allá’ es lo que hace el trigrama zhen, su duplicación en la Conmoción del hexagrama 51. El 52 reflexiona, no se engancha en las iniciativas ni trata de producir cambios.
Aquí hay una misteriosa conexión: el ideograma ‘unidas’ es jian, 兼, el elemento fonético del nombre del hexagrama 15, La integridad (se trata de la parte antigua del nombre, ahora el hexagrama 15 se llama ‘palabras’ + ‘unidas’, ‘Integridad’, pero originalmente debe haber sido simplemente ‘unidas’ y las personas entenderían cuál de los significados correspondía al contexto).
Se puede ver ese vínculo temático: ser íntegros es sostenernos unidos a la verdad, esa es la actividad de un mediador, descansar en plena consciencia, unido al momento presente, pero sin ‘ir más allá de su situación’.
Pero hay, además, un vínculo en la estructura: el hexagrama 15 se diferencia del 52 solamente en su sexta línea, lo que quiere decir que tienen el mismo hexagrama nuclear, el 40, La liberación. El nuclear se puede entender como la ‘semilla’ que contiene en sí misma el hexagrama original, algo como su ADN. De modo que La integridad es una manera de liberar la expresión y Detener(se) es otra manera. Para poder movernos en libertad, para poder elegir nuestro propio rumbo, primero tenemos que quedarnos absolutamente quietos.
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